viernes, 20 de octubre de 2017

Fábula 3


 Samaniego.
    

         «¡Ah! ¡quién fuese Caballo! 
Un Asno melancólico decía; 
Entonces sí que nadie me vería 
Flaco, triste y fatal como me hallo. 
Tal vez un caballero 
Me mantendría ocioso y bien comido, 
Dándose su merced por muy servido 
Con corvetas y saltos de carnero. 
Trátanme ahora como vil y bajo; 
De risa sirve mi contraria suerte; 
Quien me apalea más, más se divierte, 
Y menos como cuando más trabajo. 
No es posible encontrar sobre la tierra 
Infeliz como yo.» Tal se juzgaba, 
Cuando al Caballo ve cómo pasaba, 
Con su jinete y armas, a la guerra. 
Entonces conoció su desatino, 
Rióse de corvetas y regalos, 
Y dijo: «Que trabaje y lluevan palos, 
No me saquen los dioses de Pollino.»

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